El decatleta gana su cuarta medalla de oro en decatlón pero se queda a 48 puntos de los Juegos Olímpicos
Eusebio Cáceres y Víctor Ruiz se cuelgan una medalla de plata que no les colma y Tayb Loum acaba tercero en las combinadas pese a tener un accidente en la pértiga
La lucha por alcanzar los Juegos Olímpicos provoca mil desvelos en las últimas semanas. Los atletas lo intentan una competición tras otra. Unos lo consigue y otros no. El Campeonato de España de La Nucía es la última oportunidad. El domingo acaba el plazo para lograr las mínimas y tres atletas valencianos apuraban sus opciones. Ninguno lo consiguió. Jorge Ureña, campeón en el decatlón, se quedó a 48 puntos de la mínima de competitividad que pide la RFEA (hizo 8.102, líder español del año). Eusebio Cáceres, que necesitaba saltar 8,27, pudo haber estado cerca pero el juez levantó la bandera roja porque entendió que su pie, al límite, había rozado la tabla. Y Víctor Ruiz, que corrió varias vueltas a ritmo para lograr los 8:20.00 exigidos, se desinfló en las dos ultimas vueltas. Todos ellos sumaron varias medallas para el atletismo valenciano: Ureña aportó un oro y Cáceres y Ruiz, una plata, a las que hay que unir el bronce de Tayb Loum en el decatlón.
La lucha de Ureña fue titánica. Dos días. Diez pruebas. Un centímetro por aquí, un metro por allá. La calculadora siempre en la mano. Pero la segunda jornada fue más floja, sobre todo el los 110 metros vallas, y su objetivo se esfumó. El decatleta de Onil, campeón por cuarta vez, quiso ser positivo y en vez de pensar en los Juegos Olímpicos perdidos -“probablemente era mis últimos Juegos”, dijo-, prefirió quedarse con el rendimiento ofrecido en La Nucía. “Estoy súper contento con el fin de semana porque lo he dado todo hasta el último metro de la última prueba. Termino la temporada muy contento. Ahora mismo no me duele lo de la mínima. He pasado un año muy difícil, saliendo de una lesión que no sabía ni si volvería a hacer atletismo, volví muy rápido pero dejó muchas secuelas. Ahora no entro en el foso igual y tengo muchos miedos. He ido con mucha presión esta temporada por los Juegos. Aquí he quitado el freno de mano que tenía puesto toda la temporada y la verdad es que estoy muy contento”.
Fue un decatlón extraño. Con bajas y accidentes. De eso sabe mucho Tayb Loum, con tanto talento como inexperiencia, que ya atesora muchos incidentes en la pista. En este decatlón todo parecía ir rodado después de un primer día, cinco pruebas, espectacular, pero el segundo día, donde había especialidades menos favorecedoras, rompió la pértiga cuando intentaba saltar 4,10. El atleta entrenador por Pau Monreal cayó sobre el cajetín. Se lo llevaron para que lo examinaran los médicos y cuando vio que no tenía nada grave, decidió seguir con la competición, donde mantuvo un bonito pulso con Pablo Roelas. El de Ibi llegó por delante a la décima prueba, pero Loum le sacó la ventaja suficiente en los 1.500 para arrebatarle la medalla de bronce, a los 20 años, con su mejor marca de siempre (7.373 puntos). Cuarto fue Roelas y séptimo un magullado Pablo Trescolí, con vendas en el muslo y el tobillo, que ni siquiera pudo acabar el 1.500.
Eusebio Cáceres luchaba contra la mínima olímpica (8,27), contra sus fantasmas (ha sufrido muchos contratiempos en las últimas competiciones internacionales) y contra un rival de altura como Jaime Guerra. El catalán le adelantó en la última ronda con un salto de 8,17 (líder español del año). El ‘saltamontes’ de Onil llevaba 8,07 -ya son 38 competiciones por encima de los ocho metros-, pero le quedaba una réplica. Cáceres apuró en la tabla, voló y cayó muy lejos. El juez fue a comprobar dónde había apoyado y después de un rato muy tenso, decidió levantar la bandera roja. Una estocada en el alma del alicantino.
Cáceres salió hundido de esta final. “Ha sido una competición en la que me he sentido muy bien, he hecho saltos largos y nulos por muy poquito y ese último no puedo dejar de darle vueltas. Llevo una frustración enorme. No puedo parar de pensar en que yo no opino igual que los jueces en ese último salto que me han dado nulo. Pero ya está. No me queda otra que guardarme esta frustración porque sé que puedo seguir mejorando gracias a esta competición. Solo puedo pensar en ese último salto. Es una oportunidad de perder una gran marca y perder los Juegos”.
Víctor Ruiz, subcampeón de los 3.000 metros obstáculos, también salió muy decepcionado porque se quedó a cuatro segundos de la mínima de competitividad (8:20.00). El atleta de Utiel corrió varias vueltas detrás de Dani Arce, el subcampeón de Europa y el rival, más bien compañero, que se llevó el oro, al ritmo adecuado, pero las fuerzas le abandonaron en las dos últimas vueltas y entró en la meta en un tiempo de 8:24.84.
El problema de Ruiz ha sido una lesión que le ha retrasado toda la temporada. Un contratiempo que le ha impedido demostrar la forma que exigen la federación española.
Fátima Diame sí estará en París, aunque la valenciana, que ya tenía hechos los deberes, finalmente no pudo competir en La Nucia por unas molestias en la espalda que arrastra desde el Europeo de Roma. Ninguna de las otras cuatro valencianas pudo luchar por las medallas. La mejor fue Evelyn Yankey, quinta con 6,32.
Mejor fue en los 1.500, donde Carla Masip y Javi Mirón pasaron a la final ganando sus respectivas carreras. Este domingo el mediofondista de Ibi correrá pensando en acabar primero o segundo y en correr “entorno a 3.35 o 3.36”, un resultado que cree que le puede empujar hasta los Juegos.
Naiara Pérez, una de las principales promesas de la pértiga en España, acabó quinta en la final pese a ser todavía una atleta sub20. La castellonense igualó por segunda vez su récord autonómico de 4.20 y falló después sobre 4,25.
Pablo Drees cumplió en la final de los 400 metros vallas con un sexto puesto (52.02). Como Laura Domene, la valenciana que terminó décima después de triturar su marca personal en cerca de 22 segundos (16:18.31).